Secciones : Volumen 1 | Volumen 2



XI MINISTRO DE EDUCACION (1950-1952)
SENTIDO DE LA REFORMA EDUCACIONAL


A fines de febrero de 1950, el Presidente González Videla invita a la Falange Nacional a formar parte de un gabinete junto con radicales, conservadores social-cristianos y democráticos. Esta acepta después de recibir seguridades de que no se aplicarán las normas represivas de la llamada Ley de Defensa de la Democracia.

El Partido Radical, aliado hasta ese momento con liberales y conservadores tradicionalistas, ha decidido poner fin a esta combinación política y busca ahora el apoyo de fuerzas susceptibles de situarse en una posición de centro-izquierda. González Videla, al explicar este cambio, dice el 4 de marzo de 1950 en La Serena: "Simplemente constato un hecho: el radicalismo quería una combinación distinta en su calidad de árbitro de la mayoría parlamentaria y doy satisfacción a ese anhelo democrático." Agrega más adelante: "He cooperado a los esfuerzos que mi partido hiciera para dar una nueva base de gobierno a la República. Era mi deber."

Bernardo Leighton acepta el Ministerio de Educación, mientras Ignacio Palma es nombrado Ministro de Tierras y Colonización. Tres conservadores social-cristianos también se incorporan al gabinete: Horacio Walker Larraín, Ministro de Relaciones, Carlos Vial Espantoso, Ministro de Hacienda y el Dr. Jorge Mardones Restat, Ministro de Salud.

Esta designación vuelve a poner a Leighton en plena actividad política. Su elección para el cargo de Ministro de Educación en un gobierno presidido por un radical no ha carecido de problemas. Quedan todavía rescoldos de viejas querellas entre laicistas y católicos en la atmósfera política. Puede pensarse que la entrega de este Ministerio a un católico implica una abdicación del Presidente a sus ideales políticos de toda su vida. No es así. Se confía plenamente en el espíritu abierto, no sectario y eminentemente democrático de Leighton.

En la primera sesión de gabinete, el Presidente hace una alusión a la cantidad de católicos que hay en él. Recuerda Leighton:

"Eramos seis los Ministros católicos. Los tres conservadores socialcristianos, los dos falangistas y un radical. El Presidente abrió la sesión de gabinete y dijo: 'Por primera vez me corresponde presidir un gabinete con seis Ministros católicos. Además, esta primera sesión de gabinete la estamos celebrando en el lugar donde estuvo antes la capilla de la Moneda.' Efectivamente, ahí había estado antes la capilla de la Moneda."

Acota también que "la cartera de educación fue, de las tres que he ejercido en mi vida, la más dura y pesada. Había demasiada labor puramente administrativa que hacer. Me correspondió, además, estar en momentos dramáticos del acontecer político y defender, consecuentemente, al gobierno del que formaba parte."

"Recuerdo una tentativa de hacer caer al gobierno que se llevó a cabo por algunos elementos socialistas. Un día se denunció el rapto de dos dirigentes sindicales: Edgardo Maas y Domiciano Soto. Se quiso responsabilizar al gobierno. Aunque después se estableció que se había tratado de un autosecuestro, en esos momentos se actuaba a tientas y nada se sabía con certeza. En todo caso, el Presidente de la República actuó rápidamente y ofreció una recompensa a quien diera noticias sobre el paradero de los 'secuestrados'. Una nota curiosa: la recompensa debió salir en definitiva del bolsillo del Presidente, porque en esa época no había fondos que pudieran destinarse a esos fines, en el Presupuesto de la Presidencia. Mientras vivíamos estos sucesos, me llegó la noticia de que el profesorado se aprestaba a ir a la huelga. Las remuneraciones eran muy bajas. Sin embargo, esta vez se quería arrastrar al profesorado a la huelga para presionar al gobierno a que reconociera su responsabilidad en el 'secuestro' de Maas y Soto. Decidí ponerme en contacto directo con el profesorado y, sin anuncio previo, concurrí a una reunión que celebraban en un teatro de Santiago. Cuando llegué me invitaron muy amablemente a sentarme en la tribuna instalada en el escenario. Hacía uso de la palabra en ese momento un hombre más bien joven que acusaba directamente al Gobierno de ser el autor del secuestro. Apenas terminó pedí la palabra y hablé. Empecé diciendo que quien acababa de hablar no era profesor, sino dirigente de un sindicato de empleados hoteleros: 'Me interesa mucho oir a los profesores sobre sus problemas específicos.' Y respecto a la acusación lanzada por el dirigente sindical aludido, a quien yo conocía por mis actividades profesionales en defensa de sindicatos, le respondí directamente. Señalé que no había dado ningún antecedentes para fundamentar seriamente su acusación. En cambio, dije, 'el gobierno está haciendo cuanto puede para saber quiénes son los autores del secuestro. Incluso está dispuesto a sancionar a miembros de la policía si se llega a establecer fehacientemente la responsabilidad de alguno de ellos. El gobierno ha llevado el caso a los tribunales para que éstos presidan la investigación y ha ofrecido dinero (200.000 pesos) al que denuncie a los autores del secuestro.' Agregué que sobre el tema no quería decir nada más y que ahora sólo me interesaba escuchar a los profesores en relación con sus problemas. Así ocurrió. Hablaron varios profesores. Contesté un par de veces sus afirmaciones y preguntas. La Asamblea se alargó bastante. Al final, no se acordó la huelga que se había pensado declarar en ese acto. Al retirarme a mi casa llevé en el auto del Ministerio a varias profesoras."

"En ese gabinete volvimos a estar en una misma trinchera don Horacio Walker y yo. Recuerdo su gestión por solucionar el problema de la salida al mar para Bolivia. Hoy se puede contar: Don Horacio trató de encontrar una fórmula que le diera salida al mar a Bolivia sin que cortara en dos el territorio nacional y que contara con el apoyo de Perú, necesario según el tratado de 1929 con ese país. La gestión, que él inició al acompañar a González Videla en un viaje a Estados Unidos, se malogró por un ultranacionalismo de la oposición, que denunció todo como una traición a la patria. Eso fue injusto, pues don Horacio quería, en el interés de Chile, solucionar un problema que entorpecía las relaciones entre los dos países. El tiempo le ha dado la razón y ha demostrado que su gestión naufragó exclusivamente ante un apasionamiento ciego en su contra."

"Por su parte, Ignacio Palma desarrolló una gran política desde el Ministerio de Tierras y Colonización. Además, era él quien intervenía con mucha claridad y entusiasmo en los debates de política general que se llevaban a cabo dentro de los consejos de gabinete. Yo disponía de muy poco tiempo para ello."

"Antes de poner fin a mi gestión de Ministro, dejé lista para la promulgación la ley que creaba la Universidad Técnica del Estado (hoy Universidad de Santiago). Ella existía ya por obra de un decreto del gobierno de Gabriel González Videla, siendo Ministro de Educación don Alejandro Ríos Valdivia. Su consagración definitiva, sin embargo, se llevó a cabo en esta ley. En ella tuvo también una participación muy activa el socialista Armando Mallet, Ministro de Educación en el gabinete llamado de "concentración nacional" del gobierno de González Videla."

En un informe presentado por Bernardo Leighton al Consejo Nacional de la Falange, con fecha 31 de octubre de 1952, da cuenta de su gestión como Ministro de Educación entre marzo de 1950 y febrero de 1952.

Como "Punto de partida", señala que "la circunstancia de ingresar al gobierno en momentos bien imprevistos y carecer la Falange de política propia en materias educacionales, me obligó a proceder con suma cautela abordando ante todo el conocimiento y la solución de los problemas concretos pendientes en el Ministerio y dejar para más tarde la formulación de una política educacional falangista."

Existe, además, la necesidad de llevar a cabo un "esclarecimiento previo": "Había necesidad de borrar de inmediato la influencia de un hecho más aparente que real, pero que podía entorpecer gravemente la acción futura. En efecto, después de muchos años, llegaba al Ministerio de Educación, de larga y combativa tradición laica, un ministro perteneciente a un partido de inspiración católica, lo que estaba llamado a producir reacciones peligrosas y a restar la cooperación indispensable de funcionarios y maestros. Para cortar de raíz el nacimiento de cualquiera perturbación de tal naturaleza hice saber a los Jefes de Servicios del Ministerio y a los dirigentes de las organizaciones del profesorado que yo entendía como un imperativo de mi doctrina la obligación de extender y perfeccionar la enseñanza del pueblo antes que la preocupación circunscrita a la enseñanza religiosa. Confirmada muy pronto por los hechos esta declaración de mi parte, tuve la suerte de no encontrar en mi tarea ningún tropiezo brotado del recelo que pudo originarse en mi calidad de político católico."

Entra después a reseñar en detalle la tarea realizada, cosa que no cabe reproducir aquí. Algunos pocos ejemplos dan, sin embargo, una idea del desempeño de Leighton en este cargo:

- A través de su intervención en los presupuestos de 1951 y 1952 logra elevar sustancialmente los recursos para aumentar las plazas de profesores de los diversos niveles de la enseñanza nacional, así como para la construcción y reparación de locales escolares. La Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales reconoce, en memoria del 18 de abril de 1952, "que la cooperación del Estado a la integración del fondo social se ha vigorizado en forma positiva durante el último tiempo" y expresa su "reconocimiento a S.E. el Presidente de la República y al ex Ministro señor Leighton, a cuya iniciativa se deben estos aportes de carácter extraordinario." La Sociedad ve en esta conducta "el punto de partida de una política de efectivas realizaciones".

- La Ley No 9.864 del 15 de enero de 1951 estableció el pago de una subvención equivalente a la mitad del costo de un alumno de la enseñanza fiscal, en favor de los establecimientos particulares de educación gratuita. Leighton destaca "el hecho de que esta ley, nacida de un proyecto de un senador conservador tradicionalista, que los conservadores social-cristianos y los falangistas hicimos realidad antes de un año de nuestra labor gubernativa; la derecha fue incapaz de aprobarla en los dos años y medio de su permanencia en el gobierno a pesar de la enorme mayoría parlamentaria de que disfrutó en todo momento la combinación de Concentración Nacional que ella integraba y que le sirvió, entre otras cosas, para promulgar cuatro leyes de facultades extraordinarias represivas." Como resultado de esta ley, por primera vez recibieron subvención estatal numerosos colegios confesionales y no confesionales de enseñanza gratuita. El 27 de marzo de 1952, la FIDE, en carta firmada por Manuel Edwards, SS. CC., Presidente Nacional y Jorge Gómez Ugarte, Secretario, le expresa a Leighton que "acordó por unanimidad dirigirse a usted para expresarle los agradecimientos más sinceros de la Federación por la forma tan comprensiva e inteligente con que durante su permanencia en el cargo de Ministro de Educación Nacional atendió los problemas de la enseñanza particular." Deja también constancia de que "en todo momento encontró en usted al Ministro abnegado y el amigo leal que dio a los establecimientos particulares de enseñanza la protección y las garantías que se le deben. Con ellos, Ud. ha comprometido para siempre la gratitud de la FIDE. Por lo mismo, esta Federación ha visto con profundo sentimiento su alejamiento del Ministerio de Educación."

- Las remuneraciones del profesorado son sustancialmente mejoradas: "La remuneración base del profesor primario, del secundario y del profesional (horas comunes) experimentó un aumento durante mi gestión ministerial de un 84,2% y la renta media en conjunto del profesor fiscal, un aumento de 126% , en circunstancias que el costo de la vida ha subido en el período enero1950 - octubre 1952 en un 73%, produciéndose por consiguiente una diferencia favorable al poder adquisitivo real de las remuneraciones de los maestros de un 11,2% en el sueldo base y de un 53% en la renta media."

- Impulsa los estudios sociológicos en el campo de la educación, motivando una carta de don Eduardo Hamuy, profesor de sociología, dirigida a Leighton, que en sus párrafos principales dice: "La finalidad del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad de Chile es formar especialistas en Sociología, y realizar investigaciones en el campo de esta disciplina. Por el momento y, probablemente, por varios años nuestras investigaciones se limitarán a los problemas de Sociología Educacional de Chile: analfabetismo, inescolaridad, ausentismo y deserción escolar, es decir en general, a los grandes problemas educacionales de nuestro pueblo. Creemos que ambas finalidades se cumplen por primera vez en Chile. Debo reconocer que esta empresa cultural no podría haberse organizado sin su estímulo y ayuda constante desde el Ministerio de Educación; por lo tanto, muy legítimamente puede considerar el Instituto como una parte de su obra como Ministro."

- En medio de la atención de "los mil problemas cotidianos del Ministerio, redacté en 1950, con la colaboración del profesor, Hernán Godoy, un memorandum sobre política educacional". "Mi condición de falangista me indicaba proceder en esta forma, ya que la Falange tiene grabada en su destino la misión de mirar hacia las soluciones de cada día y proyectarlas hacia el porvenir en las cuestiones de la vida nacional que le toca abordar." Resumiendo el "sentido de la reforma", expresa Leighton que "se intenta iniciar una política educacional integral y orgánica. No se pretende realizar directamente la reforma educacional (problema que no es posible abordar precipitadamente ni por medio de una ley), sino que se intenta crear las condiciones previas indispensables para que tal reforma se realice gradualmente con el aporte de toda la nación. En otras palabras, en vez de implantar desde el gobierno determinadas ideas pedagógicas, se quiere que éstas sean expresadas por la nación a través de organismos nuevos que perfeccionen la estructura del Estado Docente. Por último, es conveniente señalar que se desea incorporar a estas ideas centrales de política educacional todas las sugerencias valiosas que puedan ofrecer las instituciones, la opinión pública o las personas interesadas en el progreso de la educación, para dar forma al proyecto de ley que será enviado al Congreso Nacional." La reacción más interesante llega de la Comisión de Educación de la Federación de Educadores de Chile. Con fecha 3 de agosto de 1950 expresa en la parte principal: "El proyecto del Ministro Sr. Leighton contiene las siguientes ideas fundamentales:

1) La necesidad de establecer una relación más estrecha entre el sistema educacional y las actividades sociales y económicas mediante Consejos provinciales y comunales, a fin de que aquél pueda satisfacer en mejor forma las necesidades educacionales del país.

2) La formación de un Fondo Económico de Educación, destinado a suplementar los recursos de que actualmente se dispone para satisfacer las necesidades materiales de la educación y para ampliar las oportunidades educacionales.

3) La creación de un organismo central coordinador y orientador de la política educacional del estado y de la labor de los servicios educacionales, y

4) La descentralización del sistema educacional mediante los Consejos Provinciales y Comunales ya mencionados.

El proyecto no pretende realizar directamente la reforma integral de la enseñanza, sino crear las condiciones previas para que tal reforma se realice gradualmente con el aporte de todas las fuerzas de la nación. El Magisterio coincide plenamente con estos principios generales. Ellos forman parte de su programa de lucha desde hace muchos años, y han sido ratificados por diversas convenciones y congresos."

Este respaldo, de un órgano pluralista donde la Falange es muy minoritaria, es para Leighton la mejor demostración de que ha sabido interpretar en su acción las aspiraciones de las grandes mayorías.

En la Cámara de Diputados tiene ocasión, por último, de responder a ciertas críticas:

"El presidente del Partido Conservador Tradicionalista, don Joaquín Prieto, sostuvo que un Ministro de Educación católico es un prisionero de las Direcciones Generales, de los Inspectores, de los decretos y de las organizaciones secretas que todo lo dirigen a su voluntad, contra la voluntad del Ministro. Está profundamente equivocado el señor senador. Sería tremendamente desconsolador si fuera verdad lo que ha dicho el señor Prieto Concha, porque, entonces, los católicos tendríamos muy poco que hacer en la enseñanza pública de nuestro país y no nos quedaría más que recluirnos en las escuelas y colegios particulares de educación católica. Afortunadamente, las cosas no son como él las pinta."

"Un Ministro de Educación católico no es un prisionero en el Ministerio ni depone la voluntad propia en aras de la voluntad ajena. No es un secreto para nadie que los jefes superiores de la educación como los de otros servicios de la Administración Pública pertenecen a un partido político de principios muy distantes del catolicismo. Sin embargo, esto no es toda la realidad. Esos jefes poseen, además de sus principios doctrinarios, preparación pedagógica, larga experiencia educativa y un claro sentido de responsabilidad que nuestra democracia organizada en el curso de los años ha impreso como norma general a los hombres que participan en la función pública."

"En razón de estas circunstancias, un católico puede realizar mucho de lo que piensa en servicio de la educación de nuestro país. Naturalmente, puede realizar esta tarea siempre que busque como objetivo esencial de su política, no la imposición de sus creencias antes de impulsar el perfeccionamiento científico y cultural del pueblo, sino todo lo contrario: impulsar el perfeccionamiento científico y cultural del pueblo, en la generosa confianza de que, a su término, el hombre podrá llegar razonablemente a la verdad religiosa."

"Es lo que yo traté de hacer, en el Ministerio de Educación Pública, al servicio de mi país y de mi partido."

Posted by Otto Boye 14:02 0 comentarios